El concepto de organizaciones que actúan de manera socialmente responsable no es nuevo, pero a través del tiempo la noción de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) ha aportado diferentes soluciones según su momento histórico.
Desde sus inicios, buena parte de la sociedad ya cuestionaba si las actividades económicas deberían destinar una parte de sus labores al bien social en vez de simplemente obtener una ganancia.
A inicios del siglo XX, la responsabilidad corporativa adquirió un mayor significado a causa de los procesos de industrialización. Las duras condiciones de trabajo provocaron una reflexión en torno al problema social y las crecientes compañías adoptaron la labor de construir viviendas para sus trabajadores. En ese momento, las organizaciones comenzaron a aceptar la responsabilidad social de sus colaboradores y familias.
En los últimos años, con el creciente enfoque en el ambientalismo y las cuestiones éticas dentro del mundo, la RSC ha comenzado a adquirir un impacto más fuerte. Internet y el creciente uso de redes sociales permitió que las empresas acostumbradas a actuar de manera irresponsable fueran rápidamente evidenciadas, con lo que sufrieron un duro golpe a su imagen a causa de escándalos, abusos y quejas operacionales. A partir de esto, la responsabilidad social corporativa pasó de ser un ideal a ser un importante campo de trabajo para muchas corporaciones.
Las formas en que se puede cumplir la RSC son multifactoriales: un negocio local, por ejemplo, ya actúa de manera socialmente responsable cuando está involucrada con un proyecto en particular. Una pequeña aportación financiera para el parque local puede significar que la RSC se ha implementado positivamente.
En una escala mayor este éxito puede encontrarse cuando las organizaciones llegan a ofrecer sus asistencias en casos de desastre natural. Sin duda, la responsabilidad social puede ser la diferencia entre un óptimo desarrollo organizacional y un progreso excepcional.
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