Los grandes líderes inspiran a sus colaboradores, además de que descubren más y más talentos en ellos, mientras que los jefes tóxicos privan a las personas de motivación, fuerza física y mental.

Ahora que eres líder quizá quieras saber qué tan buen eres, pero no te preocupes si no es así, es comprensible tener ciertas actitudes derivadas de la gran cantidad de problemas con los que tienes que lidiar cada día con tus equipos.

Principales problemas en el liderazgo

  • Mala comunicación. Es frustrante creer que se ha entendido una cosa y luego notar que no fue así. Entendemos que mucha de la seriedad de tus peticiones provenga de querer solucionar este problema
  • Problemas con la ejecución. Tener un plan perfectamente estructurado promete una buena impresión personal, pero no promete que pueda ponerse en marcha. Sabemos lo difícil que es ejecutar un plan, ya lo fácil que es encontrar conflictos que lo hacen aún más difícil.
  • Falta de compromiso. Y no personal, solamente. El compromiso de todo el equipo puede ser nuestra responsabilidad si no ponemos en práctica ni una sola acción para contrarrestar la apatía.

Estas y muchas más situaciones pueden orillarnos a diversas actitudes tóxicas y todos podemos entenderlo, pero entender los problemas de alguien más no significa justificarlos ni que se deban pasar por alto.

¿Soy un jefe tóxico?

Aquí te presentamos una serie de 8 afirmaciones que pueden ayudarte a saber si te has convertido en un jefe tóxico o si te encuentras a tiempo de nunca serlo. Por cada afirmación que te genere un sentimiento de identificación, estarás más cerca de serlo.

  • Piensas que todos hacen las cosas mal, menos tú
  • Sientes que los demás deben esforzarse más
  • Prefieres tomar todas las decisiones sin otras opiniones
  • Te enojas más de 3 veces a la semana
  • Nada está bien si no lo hiciste tú
  • Te gusta tener el control de cada acción
  • Por alguna razón las personas se incomodan con tus bromas
  • Siempre te falta tiempo

Los ejecutivos tóxicos dañan la cultura corporativa

28.1 Creo que soy un jefe tóxicoUn problema paralelo que nace de los jefes tóxicos es que, debido a su facilidad de manipular la voluntad de sus colaboradores, su comportamiento puede volverse contagioso: se propaga entre los empleados como el fuego en un bosque. Es más probable que los colaboradores se hostiguen, se atribuyan el mérito de los demás y sean más agresivos entre sí, que busquen apoyo con el superior de su propio líder ya que muchas veces hay temor a represalias que puedan terminar con algún ‘despido justificado’.

Las principales características del comportamiento de tales jefes llegan a ser: la grosería, el sarcasmo y la humillación a los subordinados. Debe tenerse cuidado de las ‘bromas’ o ‘chistes’, pues son las que más fácil pueden ocultar la condición de agresión para el jefe que las expresa, pero no para el colaborador que las recibe. La fatiga psicológica y la falta de voluntad para trabajar, junto a reclamos legales pueden ser algunas de las consecuencias que las organizaciones pueden esperar de estas actitudes.

Trabajar para un jefe tóxico degrada significativamente la calidad de vida y por ende, la calidad de talento en las filas de trabajo.

Si crees que eres un jefe tóxico y no te gustaría seguir generando malos momentos tanto a tus áreas como a las organizaciones que depositan su confianza en ti, puedes acercarte a tu área de recursos humanos y solicitar capacitación para impulsar tus habilidades y las de tus colegas y subordinados.

28.2 Creo que soy un jefe tóxico

En cambio, si te interesa saber si en tus filas existe algún jefe tóxico que se escabulle entre buenas intenciones, puedes implementar una serie de encuestas de clima laboral o soluciones destinadas al cumplimiento de la NOM-035, para reducir los índices de estrés psicosocial y aumentar los índices de bienestar laboral.

Te invitamos a solicitar una Demo que puedes ofrecer en tu organización por medio de nuestra plataforma de capacitación Talent Training. No tiene costo.

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