A pesar de la aparente dificultad que puede mostrar el proceso de cambio dentro de una organización, la utilidad que ofrece es mucho mayor.
Más que un proceso abstracto al que todos habrán de obedecer, la gestión de cambio requiere una participación activa por parte de los gestores.
Es muy posible que la necesidad de cambio no sea un factor dado por sucesos directamente provocados por la organización.
Existen eventos de nivel externo como desplomes económicos o controversias sociales que son un buen motivo para lograr cambios en la organización.
Tomar la responsabilidad ante eventos que lo ameriten requiere una observación constante que permita dar el giro necesario.
En un panorama menos extremo, otro de los factores que sugieren la necesidad de cambios puede encontrarse en conflictos dentro de las áreas operativas, por implementaciones previas o por problemas con la solvencia.
Por ello es necesario mantener un análisis constante de los procesos y las áreas de oportunidad dentro de la organización entera.
De igual modo, cabe la posibilidad de que el entorno y la actividad dentro de la organización puedan considerarse estables, y es justo en este momento en donde se podría plantear una necesidad de cambio en aspectos de orden estructural.
Muchas veces este momento de calma puede ser ideal para generar una mejora organizacional.
Con esto, puede notarse que no siempre es necesario un momento de crisis para plantear una necesidad de cambio.
La implementación de estrategias para el incremento de bienestar organizacional no puede más que convertirse en un motivador para todas las áreas en general.